Metodología

1. La importancia del juego

El juego es, en esta edad, un recurso primordial para el aprendizaje y las relaciones. Éste, de hecho, promueve las relaciones activas y creativas sobre el terreno, tanto cognitivo como relacional, permitiendo al niño transformar la realidad de acuerdo a sus necesidades internas para concienciarse de su potencial y mostrarse a sí mismo y a otros con una variedad de aspectos, deseos y funciones.
El maestro envía al niño, a través de la riqueza y variedad de ofertas y propuestas del juego (cuando sea posible usando el material de juego que hay a disposición en la escuela) una amplia gama de mensajes y estímulos, útiles para la estructuración de la actividad recreativa didáctica en las diferentes áreas.

2. Exploración y búsqueda

Las experiencias promovidas por la escuela incluyen la curiosidad innata del niño en un clima positivo de exploración y de investigación, en el que los alumnos se activan comparando las distintas situaciones, planteando problemas, construyendo hipótesis, elaborando y comparando los patrones de explicación y las estrategias de pensamiento.

El maestro, a través de una dirección equilibrada y cuidadosa, guiará al niño para que tome consciencia de sí mismo y de sus propios recursos, para conocer y adaptarse a la realidad, comparándola y cambiándola para empezar a construir su propia historia personal dentro del contexto en el que vive.

Es esencial, a la luz de todo esto, dar mayor importancia al “hacer”, a la experiencia directa con la naturaleza, con las cosas, con los materiales y con el entorno social y cultural, valorando y acentuando las propuestas e iniciativas de los niños.

 3. La vida relacional

El uso de diferentes formas de relación (en pareja, en un grupo pequeño, en un grupo más grande, con o sin la presencia del profesor) promueve el intercambio y hace posible una interacción que facilita la resolución de problemas, el juego simbólico y la realización de tareas complejas e insta a dar y a recibir explicaciones.
Un clima social positivo también se ve favorecido por la calidad de las relaciones entre adultos y entre adultos-niños. Esta última relación requiere, por una parte, la atención continua y competente a las señales enviadas por los propios niños y a la satisfacción de sus necesidades y de la autoestima y, en segundo lugar, la capacidad de activar formas interactivas de comunicación didáctica.

4. La mediación didáctica

La escuela infantil utiliza todas las estrategias e instrumentos que ayudan a orientar, apoyar y guiar el desarrollo y el aprendizaje del niño. Así, la activación de las habilidades generales de asimilación y de los procesamientos de la información (memorizar, representar, comprender las relaciones espaciales y causales) y el uso de materiales informales o estructurados para manipular, explorar y ordenar, instauran procedimientos específicos de naturaleza lógica y permiten la conquista de una mayor seguridad y una primera organización del conocimiento.

 5. La observación, la proyección, la comprobación

Dentro de la acción profesional de los maestros, la observación sistemática y esporádica permite evaluar las necesidades de los niños y equilibrar gradualmente las propuestas educativas basadas en la calidad de las respuestas recibidas por ellos.
La observación es además una herramienta esencial para llevar a cabo la comprobación de la validez del proceso educativo. Una programación abierta, flexible, que se construya progresivamente, es coherente con el dinamismo del desarrollo del niño y, consecuentemente, capaz de potenciar todas las capacidades, los idiomas y las formas de inteligencia.

6. La documentación

El recorrido didáctico y educativo que tiene lugar en la escuela asume un significado completo para los involucrados en la medida en que pueda ser adecuadamente revisado, analizado, reconstruido y socializado.
El proyecto educativo, de hecho, es visible a través de una cuidadosa documentación y una comunicación adecuada de las actividades, por medio de herramientas verbales, gráficas y audiovisuales.
Dicha documentación que debe recogerse de una manera ágil, pero continua, ofrece a los niños la oportunidad de realizar sus propios logros y sirve de información, reflexión e intercambio a todos los miembros de la comunidad educativa, también con miras a fortalecer la continuidad.