Mi hijo no come…

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A veces, a la hora de las comidas los padres se desesperan y se sienten impotentes, cuando sus hijos no quieren sentarse en la mesa, o cuando al ponerles la comida dicen frases como: “esto no me gusta”, “esto no lo quiero”, “yo quiero esto otro”…Sobre todo si se acompañan de enfados y “pataletas”. Pero no hay que olvidar que la adquisición de buenos hábitos y el conseguir que tomen una dieta equilibrada es cuestión de tiempo y mucha paciencia.

La causa de una negación frente a la comida puede indicar una enfermedad de base o ser un problema conductual. Cuando se debe a una enfermedad, el rechazo es frente a toda clase de comida; mientras que si la causa es ambiental o conductual, el rechazo alimentario es selectivo. También hay que conocer la situación de niños sanos y buenos comedores que, tras una infección gastrointestinal o respiratoria, pierden el  apetito. Es una fase transitoria y debe respetarse para no confundir al niño.

Los padres pueden utilizar diferentes estrategias para que la hora de la comida sea un momento agradable y relajado:

  • Al niño se le puede explicar que el cuerpo, para crecer, necesita una alimentación variada.
  • Es muy útil establecer una rutina diaria en cuanto a horarios y normas sencillas en la mesa.
  • Los niños aprenden imitando lo que ven, así que será de ayuda que coman en compañía de los padres o con otros niños.
  • El apetito de la mayoría de los niños es suficiente para suplir sus necesidades por lo que no hay que tener, ni mucho menos demostrar, preocupación acerca de la cantidad de comida que toman.
  • La cantidad la debe decidir siempre el niño, según su apetito y necesidades, y no los adultos. Por lo tanto, es mejor poner poca cantidad en su plato y dejarle que pida más si lo desea. Esto evitará peleas para que termine la comida o que haya que tirar alimentos.
  • Los gustos y desagrados del niño por la comida deben ser respetados dentro de lo razonable: no hace falta “comer de todo”, sino que tome algún alimento de cada grupo (alguna fruta, verdura etc). Poco a poco se pueden ir añadiendo nuevos alimentos y animar al niño a probarlos.
  • Pueden comer ellos solos, aunque se manchen, y poco a poco irán aprendiendo las normas en la mesa.
  • El menú se puede adaptar de forma razonable a los gustos de los niños. Pero el menú lo eligen los padres, y es importante no cambiarlo ante el rechazo del niño a la comida porque aprendería que, tras sus quejas, él decide lo que quiere comer.
  • El que coma cuando está distraído, ya viendo la televisión o entreteniéndole, conlleva que el niño no desarrolle un control sobre lo que come, y puede ingerir más de lo que necesita. Además no contribuye a crear buenos hábitos sino únicamente a que “se coma” todo lo que le ponemos.

Actitudes a evitar

  • No se debe utilizar ninguna treta para que el niño coma (fuerza, amenazas, castigos o sobornos).
  • No dejarlo que deambule por la casa mientras come, persiguiéndole con la cuchara o entreteniéndole con la televisión.
  • Si no quiere comer, se le debe dejar sin alimento hasta la siguiente comida. De forma tranquila. No hay que decirle que es malo, ni castigarle, pues simplemente no ha comido y ya lo hará en otra ocasión.
  • No insistir en que tome un alimento en particular, es mejor animarle a que pruebe, o ponerlo en la mesa para que él mismo lo coja.
  • Un niño puede decir “esto no me gusta”, “esto no lo quiero” y está afirmando su personalidad. Los padres pueden decir, de manera tranquila, que es la comida que hay, que si no quiere comerlo lo puede dejar, y que no habrá otra cosa para comer hasta la siguiente comida.
  • Hay niños que comen con mucha lentitud. Al niño no hay que meterle prisas para comer. El adulto debe decidir qué tiempo se le va a dar al niño para come y explicárselo. Cuando finalice, se ha de retirar la mesa de forma tranquila y decirle que puede ir a jugar.

En resumen, los padres son los encargados de que los alimentos sean variados y nutritivos, pero la cantidad siempre la deciden los niños. Esta actitud ayudará a prevenir la obesidad, además de conseguir que toda la familia disfrute con las comidas.

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